Uno de los principales problemas que México tiene en el siglo XXI
es la inequidad social que ha generando la brecha digital. Hoy, quienes no
tienen Internet y carecen de acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación
(TICs) enfrentan mayores restricciones para tener mejores servicios educativos,
de empleo, de salud o de comunicación con el gobierno, por mencionar solo
algunos ejemplos.
La brecha digital es la distancia entre aquellos sectores de la
población que cuentan con servicios, dispositivos y tecnologías de la información,
como el Internet, las computadoras, y aquellos que no los tienen; esta carencia
se convierte un problema de exclusión y restricción de habilidades en el uso de
tecnologías para ciertos sectores de la población, que genera inequidad social.
En nuestro país, las cifras relativas a este problema demuestran la
enormidad del reto: hay casi 70 millones de mexicanos que no tienen acceso a
Internet, principalmente entre sectores de bajos ingresos económicos y con baja
escolaridad. Esa cantidad adquiere relevancia y preocupa cuando nos detenemos a
pensar que la calidad de la educación y las demandas del mercado laboral, hoy
en día, atraviesan por el uso de estas habilidades básicas que impactan de
manera directa tanto en el desarrollo de la competitividad frente a un entorno
global como en la economía familiar y en los bolsillos de los mexicanos.
A quienes nos toca legislar, debemos responder con alto sentido de presente y
futuro ante este reto. Las tecnologías de la información
que permiten contar con un México mejor conectado son un área importante de
trabajo en San Lázaro, ámbito del poder público desde el cual se promueven
estas herramientas como instrumento fundamental para el desarrollo de las
personas.
Si hacemos leyes en esta materia y promovemos acciones que incentiven la
adopción del modelo de desarrollo que ofrece la sociedad de la información y el
conocimiento a través de tecnologías de la información, se incidirá en el crecimiento
económico de nuestro país, en la calidad de su fuerza laboral, en los niveles
educativos y en la competitividad de la industria en los mercados interno y
externo.
Desde
el Congreso es posible trabajar coordinadamente con el Poder Ejecutivo y juntos
incentivar la competencia, la inversión y la innovación, con la finalidad de
lograr que nuestra agenda digital (www.agendadigital.mx)
tenga utilidad social en el mediano y largo plazos.
La
apuesta es que México transite de manera óptima al modelo de desarrollo de la Sociedad
de la Información y Conocimiento (SIC). Si lo logramos, tendremos la
posibilidad de sentar la bases para alfabetizar digitalmente a toda la
población en el uso de tecnologías de la información básicas, así como abrir el
camino para dar los siguientes pasos y transitar de la reducción de la brecha
digital a un futuro que comprenda el acceso universal a la banda ancha.
Personalmente,
asumo el reto que significa situar en la agenda nacional este tema desde la Cámara
de Diputados.
@juanpabloadame
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