Los diputados concluiremos
nuestro primer mes de trabajo en la LXII Legislatura con uno de los temas más
importantes en los ámbitos económico, social y sindical: la reforma laboral.
Gracias al nuevo marco
constitucional que derivó de la reforma política, tendremos la obligación de discutir y de votar
esta semana un tema del cual han derivado casi 500 iniciativas, y que se postergado
durante 42 años principalmente por quienes temen ver afectados intereses que
han servido para mantener vigente un sistema de tipo clientelar y corporativo
que sólo beneficia económica y políticamente a unos cuantos, en detrimento, sobre
todo, de los trabajadores.
La sociedad mexicana no puede
seguir supeditando los muchos cambios que aún hacen falta a cálculos
político-electorales que durante décadas han limitado el desarrollo del país y
benefician a intereses particulares que impiden la creación de más y mejores
empleos.
De acuerdo con la Organización
para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), la tasa de desempleo
juvenil se duplicó a finales del año pasado y alcanzó el 10%, cifra que, si
bien es menor en comparación al resto de países que integran este organismo, se
agrava al momento de sumar a estos jóvenes aquellos que tampoco estudian ni se
capacitan para alguna ocupación.
Atendiendo a esa circunstancia, es
importante destacar que la iniciativa de reforma laboral que actualmente se
discute en la Cámara de Diputados propone facilitar el acceso laboral a los
jóvenes con esquemas de contratación como la etapa de prueba, que va de uno a
seis meses, y como la capacitación inicial, en un lapso entre los tres y seis
meses. Ambos de manera formal y con acceso a prestaciones que permitirán la obtención
de experiencia laboral que hoy en día no tienen y suele ser requisito al
momento de ir a buscar trabajo.
Otro sector que se beneficiaría
con la aprobación de la reforma laboral son las mujeres. Quienes estamos
convencidos de la necesidad de esta reforma, buscamos proteger sus derechos como trabajadoras y como madres de
familia, castigando el acoso y discriminación laboral hacia ellas. Por esa
razón, impulsamos la prohibición expresa para exigir a las mujeres certificados
de no embarazo para entrar a trabajar o para permanecer y ascender en el mismo,
así como, en el caso de los varones, una licencia de paternidad con goce de
sueldo para los padres con hijos recién nacidos.
Vale la pena señalar que esta
iniciativa de reforma también tiene entre sus beneficios la posibilidad de
darle viabilidad legal al teletrabajo con todas las prestaciones de ley,
aprovechando así las tecnologías de la información y comunicación para
facilitar actividades laborales a distancia, algo particularmente útil para los
jóvenes que estudian y para mujeres que atienden otras actividades.
Contrario a lo que se dice, la
iniciativa de reforma laboral que se está discutiendo en la Cámara de Diputados
no toca el artículo 123 de la Constitución y, por ende, no vulnera ninguno de
los derechos de los trabajadores. Al contrario, el espíritu de la iniciativa se
centra en la protección del trabajador y en aumentar los incentivos a las
empresas para formalizar las relaciones obrero-patronales y con ello, además,
facilitar la creación de empleos.
Quienes se oponen a la totalidad
de la reforma centrando sus esfuerzos en mantener la opacidad sindical, dejan
ver que privilegian el interés particular por encima del de los ciudadanos, y hacen
a un lado la posibilidad de avanzar en temas como los mencionados, por sólo poner
algunos ejemplos, que benefician la calidad del entorno laboral de los
trabajadores mexicanos y que tendrían un impacto positivo en la economía del
país y en la vida de las familias.
Es momento de que los legisladores
asumamos una postura de responsabilidad ante las necesidades reales de la
sociedad mexicana. La reforma laboral es un primer paso, necesario y urgente,
para continuar con la transformación positiva de nuestra nación.
@juanpabloadame
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